Una excursión al Turó d´en Vives o como pasar una mañana de domingo en el Montnegre
El pasado domingo dia 9 de Noviembre fuimos de excursión al monte, a ver los colores del otoño, recoger alguna castaña y ver si encontrabamos alguna seta amén de coronar una nueva cima.
En Cardedeu, pueblo vecino al nuestro y lugar de nuestras relaciones sociales, hay un grupo de aguerridos excursionistas que una vez al mes, poco más o menos, salen a realizar la ascensión a un "Sostre Comarcal", vaya, a la cima más alta de la comarca. Que comarca? Pues la que nos apetezca, Catalunya tiene un montón de ellas. Es el cecd10, o mejor y más claramente dicho, Centre Excursionista de Cardedeu.
Ya tenemos en nuestro currículum un puñado de estas cimas, unas más humildes que otras. Algunas poco más que un resalto en el terreno como el recordado Turo d´en Galutxo, orgullosa cima de 40 ms que costó lo suyo coronar a causa de una persistente niebla, propia del lugar, y cierta mania de estas humildes cimas de estar bastante tomadas por el bosque bajo cuando no directamente invadidas por zarzales y otras malas hierbas generalmente puntiagudas y llenas de pinchos.
Este domimgo en concreto fue el dia dedicado a la cima de la Comarca del Maresme, el Turó d´en Vives. Bonita cima, de las humildes, a la que llegamos tras un paseo agradable por las variadas e intrincadas pistas que recorren el Parc Natural del Montnegre.
Partimos nuestra caminata de la ermita de Sant Marti del Montnegre y fuimos dando una larga vuelta hasta el citado Turó donde, por primera vez en todas estas salidas, no tuvimos ninguna duda de su posición. Y, contrariamente a lo previsto, no hizo falta echar mano de las podadoras para encaramarnos a ella.
Luego volvimos al punto de salida dando un rodeo, de unas dos horas, durante las cuales tuvimos una incidencia con el tobillo de uno de nuestros compañeros y pudimos observar a la sección de escalada demostrando que, con voluntad, las palabras de un libro pueden hacerse realidad. Nuestra guia en estas excursiones nos decía sin dudar que desde la torre de vigia antiincendios de la siguiente cima, ya fuera del Maresme, se podia ver una estupenda vista de la costa a un lado y del Pirineo al otro. Nada de eso era del todo cierto, a pesar del intento de demostrar que si, por dos ineludibles razones.
La primera, que el acceso a la torre estaba vetado al común de los excursionistas, no así a los que poseen tendencias escaladoras, ya que ésta estaba encerrada entre rejas y cerrada con llave.
Y la segunda, que una vez arriba nuestro escalador nos avisó que, caso de no estar el dia brumoso como era ese, el lado de costa era bastante dificil de vislumbrar y el del Pirineo... pues que era bastante optimista decir que se podía avistar bien, dada la evidente lejanía. Eso sí, gracias a las recientes nevadas se podia ver una franja blanca en el horizonte.
Pudimos, durante el camino de vuelta ya al punto de partida, vivir una experiencia más propia de una jornada de caceria inglesa que una simple excursion por el Maresme. De repente, mientras admirabamos aún los muros de una espectacular casa en medio del bosque, se oyó el sonido de un instrumento parecido a una trompeta.Y vimos unos perros de caza sueltos por el camino para solaz del nuestro que vio la oportunidad de juegos y jolgorio. Y de nuevo aquel sonido de la trompeta que el cazador hacia sonar para, con poco éxito, reunir a su grupo de perros. Los perros estaban más interesados en husmear el camino, con su cabecilla al frente, dotado de una especie de cascabel al cuello, que en volver al lado del cada vez mas desesperado cazador, a tenor de la insistencia con la que hacia sonar su trompeta de caza.
Una vez situados cerca de los coches y tras la obligada visita a la ermita de Sant Marti de Montnegre pudimos recoger nuestra primera cosecha de llanegues, siempre aconsejados por una de nuestras compañeras, Gloria, conocedora de este tipo de seta.
Al dia siguiente todos los habitantes de nuestra casa, a excepción de la gata que no vino, teníamos una sobrecarga muscular en los gemelos cosa que nos ha hecho decidir que entre excursión y excursión no podemos dejar pasar tanto tiempo.
El pasado domingo dia 9 de Noviembre fuimos de excursión al monte, a ver los colores del otoño, recoger alguna castaña y ver si encontrabamos alguna seta amén de coronar una nueva cima.
En Cardedeu, pueblo vecino al nuestro y lugar de nuestras relaciones sociales, hay un grupo de aguerridos excursionistas que una vez al mes, poco más o menos, salen a realizar la ascensión a un "Sostre Comarcal", vaya, a la cima más alta de la comarca. Que comarca? Pues la que nos apetezca, Catalunya tiene un montón de ellas. Es el cecd10, o mejor y más claramente dicho, Centre Excursionista de Cardedeu.
Ya tenemos en nuestro currículum un puñado de estas cimas, unas más humildes que otras. Algunas poco más que un resalto en el terreno como el recordado Turo d´en Galutxo, orgullosa cima de 40 ms que costó lo suyo coronar a causa de una persistente niebla, propia del lugar, y cierta mania de estas humildes cimas de estar bastante tomadas por el bosque bajo cuando no directamente invadidas por zarzales y otras malas hierbas generalmente puntiagudas y llenas de pinchos.
Este domimgo en concreto fue el dia dedicado a la cima de la Comarca del Maresme, el Turó d´en Vives. Bonita cima, de las humildes, a la que llegamos tras un paseo agradable por las variadas e intrincadas pistas que recorren el Parc Natural del Montnegre.
Partimos nuestra caminata de la ermita de Sant Marti del Montnegre y fuimos dando una larga vuelta hasta el citado Turó donde, por primera vez en todas estas salidas, no tuvimos ninguna duda de su posición. Y, contrariamente a lo previsto, no hizo falta echar mano de las podadoras para encaramarnos a ella.
Luego volvimos al punto de salida dando un rodeo, de unas dos horas, durante las cuales tuvimos una incidencia con el tobillo de uno de nuestros compañeros y pudimos observar a la sección de escalada demostrando que, con voluntad, las palabras de un libro pueden hacerse realidad. Nuestra guia en estas excursiones nos decía sin dudar que desde la torre de vigia antiincendios de la siguiente cima, ya fuera del Maresme, se podia ver una estupenda vista de la costa a un lado y del Pirineo al otro. Nada de eso era del todo cierto, a pesar del intento de demostrar que si, por dos ineludibles razones.
La primera, que el acceso a la torre estaba vetado al común de los excursionistas, no así a los que poseen tendencias escaladoras, ya que ésta estaba encerrada entre rejas y cerrada con llave.
Y la segunda, que una vez arriba nuestro escalador nos avisó que, caso de no estar el dia brumoso como era ese, el lado de costa era bastante dificil de vislumbrar y el del Pirineo... pues que era bastante optimista decir que se podía avistar bien, dada la evidente lejanía. Eso sí, gracias a las recientes nevadas se podia ver una franja blanca en el horizonte.
Pudimos, durante el camino de vuelta ya al punto de partida, vivir una experiencia más propia de una jornada de caceria inglesa que una simple excursion por el Maresme. De repente, mientras admirabamos aún los muros de una espectacular casa en medio del bosque, se oyó el sonido de un instrumento parecido a una trompeta.Y vimos unos perros de caza sueltos por el camino para solaz del nuestro que vio la oportunidad de juegos y jolgorio. Y de nuevo aquel sonido de la trompeta que el cazador hacia sonar para, con poco éxito, reunir a su grupo de perros. Los perros estaban más interesados en husmear el camino, con su cabecilla al frente, dotado de una especie de cascabel al cuello, que en volver al lado del cada vez mas desesperado cazador, a tenor de la insistencia con la que hacia sonar su trompeta de caza.
Una vez situados cerca de los coches y tras la obligada visita a la ermita de Sant Marti de Montnegre pudimos recoger nuestra primera cosecha de llanegues, siempre aconsejados por una de nuestras compañeras, Gloria, conocedora de este tipo de seta.
Al dia siguiente todos los habitantes de nuestra casa, a excepción de la gata que no vino, teníamos una sobrecarga muscular en los gemelos cosa que nos ha hecho decidir que entre excursión y excursión no podemos dejar pasar tanto tiempo.
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