En nuestro afan por conocer las setas que hay por nuestros montes, hace un par de semana nuestros vecinos nos preguntaron si conociamos esta seta.
Es una historia tipica de boletaries, ellos, dos, iban con su cestita por el monte y vieron unas setas lilosas y como a curiosidad por las cosas de monte solo les ganamos nosotros, las cogieron. Y hete aqui que otros boletaries caminaban por la zona y viendo lo que cogian les dijeron que eran buenas para comer. Asi que en la siguiente parada de setas lilosas cogieron un puñadito. Pero como a la par que curiosos son prudentes nos llamaron y nos las enseñaron por si eran, como decian aquellos muchachos del monte, buenas para comer.
Asi que consultamos nuestros libros, nuestras webs y nuestra valentía y, viendo que eran no solo comestibles sino buenas de sabor según todas las fuentes consultadas, procedimos a su prueba.
Animados por la experiencia con los "abrons" añadidos a la gallina del dia anterior, cocinamos una con un poco de la salsa del guiso de gallina. Son buenas, mejores que los "abrons". Son de esas setas que hay que guisar, que no vale saltearlas con ajo y perejil, y que hay que echar rapidamente a la cazuela ya que toman un color negruczo al oxidarse aunque como ya son lilosas de fabrica se nota menos.
Y aun estamos vivos asi que buenas eran, aunque, por prudencia, solo comimos una y las otras las tiramos por el jardin, a ver si para el proximo otoño no hay que ir por ahi a buscarlas y nos crecen en casa.
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