domingo, 26 de abril de 2009

Santuari Mare de Deu del Coll d'Osor (cronica)

Con la llegada de la primavera y el buen tiempo ya dan ganas de salir a ver como los árboles cambian sus tristes vestidos de invierno por los colores frescos de la nueva estación. Y para festejar tal evento se decidió salir a hacer una caminata. Nuestros aguerridos excursionistas, acompañados por el siempre incansable compañero perruno se organizaron una salida matinal a Osor, a su Mare de Deu del Coll, una nada despreciable caminata de aproximadamente 3 horas.


El pueblo de Osor es una bonita y pequeña población situada en las Guillerías, un poco más allà de Sant Hilari de Sacalm a la que se llega por una carretera de espectaculares curvas excavadas en la montaña que la circunda. También se puede llegar por Angles pero a nosotros no nos cae demasiado bien esa ruta.


Se consiguió un hueco en un camino de entrada a una serrería, a la salida del pueblo de Osor, donde dejar aparcado el coche, el Fiat Punto orgulloso de su embrague nuevo y su etiqueta de la ITV recién pasada.

El camino que sube a la Mare de Deu, en el Coll de Nafre, parte de un desvío situado enfrente de un lugar donde, los de la serrería seguramente, venden leña y madera. Ya desde el principio ascendemos suavemente por un camino de terreno arenoso y piedras y cuando estábamos despojándonos de las prendas de más abrigo, el sol empezaba a caldear el ambiente, nos sorprendió un vehiculo, un Land Rover, que bajaba. El resto de la caminata transurrió sin encontrarnos a nadie.

Llega un cruce en el que se puede escoger entre los opciones: seguir por la vía, llamemosla fácil, por la carretera o seguir por el “cami ral”. Esogimos el cami ral que discurría por el interior del bosque, o lo que fue bosque porque en algunos tramos se han talado todos los arboles que no eran castaños y se han dejado sus restos allí dando una impresión muy deprimente al paseante ocasional que no entiene el porque de esa tala masiva. El calor que subía del terreno era sofocante y por suerte ese tramo descarnado se acabó y volvimos a entrar en el bosque.

No podemos obviar aquí una realidad y es que los caminos, esté en concreto era un GR, están en un estado de conservación deplorable en algunos casos. No basta con mantener las marquitas de colores, no estaría de más apartar, ni que fuera, ramas y restos boscosos que después de un invierno como el que hemos vivido, de nieves y ventadas, no serán pocos. Y es que, en las ocasiones que se mantienen los caminos despejados se limitan a cortar las ramas que los cubren y las dejan a un lado estrechando la traza. Y cuando de eso se encarga el viento, la nieve o el simple abandono de las zonas boscosas no se pasa nadie a limpiar el camino. No es una simple cuestión de comodidad del excursionista, es también de seguridad, pues dejadez, ramas secas, arboles rotos y bosques sin cuidar pueden provocar no pocos incendios en un verano seco como son los nuestros.

Al final la subida mereció la pena y, al margen de la tranquilidad del lugar escogido, la panoramica des de la cima es bastante impresionante. En la vertiente del pueblo de Osor, por donde se asciende, se puede ver todo la cara norte del macizo del Montseny, aun con bastante nieve. En la otra vertiente una magnifica vista del pantano de Susqueda, este año lleno a rebosar. Arriba la pequeña iglesia, que hasta 2003 tenia unos bonitos frescos ahora perdidos, està acompañada por un hostal-restaurante con aspecto de ser el ideal sitio donde perderse un fin de semana necesitada de tranquilidad.

Despues de estirarnos un rato en la hierba al sol, para la bajada decidimos echar unas carreritas por la carretera hasta el cruce donde retomamos el mismo camino de subida para bajar de nuevo hasta el pueblo y volver a casa.

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