domingo, 26 de abril de 2009

A vueltas con la cocina

Bueno, despues de un pequeño paréntesis en que la cocina andaba corta de ideas y los maestros cocineros algo desganados estos días de Semana Santa hemos podido disfrutar de recetas que no por poco novedosas son menos apetitosas. Esta redacción nota cierta tendencia al ripio, esperamos que no se nos tenga que echar en cara

SUSHI

La primera gran comilona de la que dimos buena cuenta fue en celebración del cumpleaños de nuestro cocinero, sushi. Hemos podido pulir nuestro estilo haciendo todo tipo de preparación de sushi gracias a la visión reitereda de un DVD encontrado en la biblioteca de la Casa Asia de Barcelona www.casaasia.es situada en el Palau del Baro de Quadras en plena Diagonal. Ya os abriremos una entrada dedicada a esta biblioteca próximamente.

Este era el aspecto de la mesa preparada con suculentos bocados de Maki, Sushi i Californian Roll. El arroz estupendo, gracias a la técnica tan depurada adquirida con el visionado del DVD, y el pescado el de mejor sabor del mercado de Mataro en la Plaça de Cuba. Excelentes sus productos y el mejor mercado semanal que conocemos de los sabados.

La mesa del shushi tenia este aspecto:

Y estas son algunas de las delicias que degustamos:

Shushi de atun


Shushi de gambas

Makis de salmon

Californian Roll. Este era la primera vez que la haciamos y salió bastante bien y muy bueno. Lleva salmon y aguacate.








POLLO CON GAMBAS

La primera incursión de nuestra cocinera en el mundo de los denominados “mar i muntanya” que tanto apreciaba Josep Pla. La receta original era de langosta pero unos buenos pero humildes gambones fueron suficientes. El resultado fue espectacular y la receta la mar de sencilla. Se siguió al pie de la letra la receta que aparece en el libro La Teca que de tanta ayuda ha sido para las familias de Catalunya durante generaciones.

Ingredientes que utilizamos nosotros:

Pollo ya comprado en porciones, es decir, una bandeja de alitas, dos de muslitos y una de contra muslos.

Gambas, tocaban a unas 4 por comensal y eramos 5.

Cebolleta y puerro

Un par de cucharas de salsa de tomate

Una copa de orujo gallego casero cortesía de nuestros vecinos que siempre tienen cosas ricas que ofrecernos.

Romero en polvo, aun de la poda del año pasado

Una picada hecha con un monton de nueces, avellanas algo de harina y un aceite con ajo y perejil que teníamos en la nevera bien picantito.

En una cazuela de barro ponemos los pedazos de pollo, que previamente habremos salpimentado y espolvoreado con canela molida, hasta que tomen un buen color. Nuestra cocinera siempre que puede usa una cazuela de barro porque creemos que los guisos salen más sabrosos. Nos gusta la lentitud con que el barro cuece los alimentos pues no debemos olvidar que este tipo de cazuelas pide tiempo para una cocción tranquila. Una vez están dorados añadimos la cebolla y el puerro cortadido pequeño hasta que toman color momento en el que añadiremos las cucharadas de tomate. Mezclaremos todo bien y tiramos el orujo que dejaremos que reduzca. Para entonces tendremos al lado en un cazo con caldo para echar a la cazuela hasta cubrir el pollo para que se cuezca bien.

Mientras en una sarten caliente salteamos las gambas con un hilo de aceite y algo de sal hasta que empiezan a tomar color.

A media cocción del pollo añadimos las gambas y la picada que habremos clarificado con un poco de jugo de la cocción. Cuidado con esto. El libro decía media cocción del pollo pero los pollos de hoy en dia, salvo que podamos encontrar un pollo de los que se llaman de granja (como si los pollos no fueran de granja!) que tienen la carne más fuerte, se cuecen enseguida. No esperemos demasiado ni cubramos con demasiado liquido pues en nuestro caso tuvimos que espesar la salsa con algo más de harina y cuando pusimos las gambas fue poner y apagar el fuego pues todo estaba ya en su punto. Tambien hay que tener en cuenta que el libro habla de una langosta y lo que estábamos usando nosotros eran gambas, de cocción mucho más rápida. Todo esto añadido a que la cazuela de barro conserva la temperatura durante bastantes minutos hace que la próxima vez pondremos menos caldo, añadiremos la picada antes que las gambas y cuando haya que añadir las gambas –que recordemos salteamos en una sarten previamente- apagaremos ya el fogón y dejaremos que todo se amalgame tranquilamente con el calor de la cazuela.

En fin, suponemos que maneras de hacer un “mar i muntanya” como el que hemos presentado hay muchas, nosotros quedamos impresionados del resultado final de este y en casa aun nos estamos relamiendo. Sin duda, repetiremos. Alguien dijo que faltaban unos mejillones...

Y aún más cuando de postre pudimos gozar de un pastel realizado con bizcocho, cubierta de chocolate y relleno de chocolate también y mermelada de frambuesas. No lo hicimos en casa, aunque era la intención, sino que lo compramos en la pastelería Ricós de la c/ Jaume I, nº 112 de Cardedeu. Recomendables sus croisants de chocolate para una merendola de domingo mientras se juega a Warhammer.



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