miércoles, 25 de marzo de 2009

El Castell de Burriac

Esta breve crónica de lo que debía ser un agradable paseo por el Maresme el dia 8 de marzo, se vió apartada temporalmente de aparecer en el blog por un desafortunado incidente que nos ha llevado de cabeza toda la semana.

La mañana pintaba magnifica, algo de calor para la época y buena compañía para una excursión breve y ya conocida inlcuida la ascensión al Castillo de Burriac que, pese a no tener una gran altura, nos ofrece unas magnificas vistas de todo lo que tiene a sus pies. La ciudad de Mataró, Argentona, los campos de cultivo y los hinvernaderos de Vilassar de Mar y, puesto que el dia era claro, se podía entrever alla a lo lejos la silueta de la Torre Agbar de Barcelona. Todo gracias a la ventolera del jueves anterior que limpió todo el ambiente.



La excursión transcurrió tranquilamente, sin sobresaltos, dado que goza de una subida bastante empinada y que, si no se tiene demasiada costumbre de andar por la montaña, hay que acometer con calma. El camino, básicamente pista de tierra no apta para vehículos a motor, es muy transitado por familias con niños que buscan un lugar bonito donde pasar la mañana. Aquí y allá, una vez en el castillo, se ven grupitos de personas dando buena cuenta del almuerzo.

El castillo conserva un torreón en bastante buen estado – aunque no se puede acceder a él de ninguna forma - y alguno de los muros cosa que unido a su altura sobre la riera de Argentona, hace que podamos avistarlo desde el mismo momento en que salimos del túnel de Parpers si venimos desde Granollers o desde bastante antes de Vilassar hasta llegar al desvio de Cabrera casi a las puertas de la ronda de Mataró.

Después de la subida al castillo y de disfrutar de sus vistas la idea era transitar por alguna de las pistas de los alrededores y buscar un lugar tranquilo donde sentarnos y hacer un pic nic consistente en unas tortillas y una ensalada. Pero el coche nos jugó una mala pasada y rompió la pieza de la prensa del embrague y se tuvo que llamar a una grua. No tenemos más que buenas palabras para describir la actuación del seguro, Regal, y la celeridad en llegar la grua, probablemente, nos dijo el gruista, porque era la hora de comer y pocos avisos tienen a esa hora. Eso si, como las gruas no te atiendes en las pistas de tierra tuvimos que bajar por nuestros medios, que no eran muchos ya que el coche bajó en punto muerto una vez convecimos, no de buenas manera, al cambio de marchas de sacar la primera.

Acabamos comiéndonos las tortillas en el Parque de la Serreta de Cardedeu, población vecina de la nuestra donde hacemos toda nuestra vida social y a la sazón tenemos el taller mecánico de confianza. El Parque de la Serreta es una buen lugar donde dar un paseo e incluso descansar al sol, siempre y cuando no bufe aire ya que està bastante aislado y cualquier brisilla se convierte en viento allà arriba.

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